En el fondo, mis historias siempre se relacionan con computadoras

¡Hola mundo!

Casi repruebo primero de primaria.

Estaba por terminar el ciclo escolar y la profesora titular mandó llamar a mi mamá. Le dijo que estaba en un dilema porque, aunque yo sabía más de lo necesario para mi grado (incluso comprendía presentaciones más complejas), me negaba a escribir y mis libretas estaban casi vacías.

Me defendí con que me dolía escribir… problemas de zurda, hasta la fecha sigo sin encontrar manera de tomar apuntes a mano sin terminar con un tatuaje temporal en mis dedos.

No es que evitara expresarme, solo no era la forma adecuada.

Quise iniciar esta entrada en papel, después de no redactar así por años, pero parece tarea corregida con rayones, tachaduras y partes agregadas. Con editores digitales de palabras podemos ordenar nuestras ideas, escribir más rápido y con mejor ortografía.

Fue por esas fechas que llegó nuestra primera computadora a casa y de inmediato se convirtió en mi juguete favorito. Recuerdo los garabatos que hacíamos en MS Paint, por turnos, para que alguien más los completara.

Los videojuegos me hipnotizaban, especialmente los de deducción (como Eagle Eye Mysteries) y los de creación; si junto todas las horas invertidas, probablemente he pasado un año de mi vida diseñando entornos en varias ediciones de The Sims.

No es de la saga, pero hasta tuve pesadillas con pavimentos arruinados por manchitas de vómito en Rollercoaster Tycoon

Entrando a secundaria instalamos un modem y por primera vez me sentí conectada con el mundo. No puedo imaginar mi vida sin la existencia de Internet: amplió mi criterio, me ayudó a sobrellevar tiempos difíciles y a desarrollar habilidades.

Rodeada de adolescentes que admiraban las mismas cosas, me armé de valor para compartir (anónimamente) mis historias y dibujos, incluso recibí un par de críticas positivas; pero como cualquier poema escrito por una quinceañera, es mejor que se pierdan en el olvido, entre el mar de información en la red.

A mis diecisiete años seguía indecisa acerca de mi trayectoria profesional. Consideré ser nini por un tiempo, pero mi papá no me lo permitió (y se lo agradezco). Todas las opciones que veía se veían grises o imposibles. Las cosas cambiaron cuando supe que se abriría la carrera de Licenciado en Animación y Arte Digital

Tuve un sueño digno de película de ciencia ficción, con sillas-huevo que se conectaban a mi mente para materializar en la nube los conceptos en mi cabeza: mundos inmensos, historias listas para compartir, inventos que mejorarían nuestra vida cotidiana.

La carrera no fue así, pero aun con sus tropiezos me ayudó a crecer. Cambió mi percepción acerca del arte, que antes sobreponía la técnica sobre todo lo demás. Conocí a personas inteligentes y sensibles que lograron exponer mi lado más dramático y rebelde. Obtuve herramientas para analizar, juzgar y crear.

Al graduarme, estaba llena de dudas. Comencé mi trayectoria profesional completando videos. Me sentía una impostora, incapaz de crear un producto de calidad. Recuerdo un día que llegó de visita la hija de un compañero y le explicaba mi proceso de edición con miedo a equivocarme.

Fui construyendo confianza y mejorando mi técnica trabajando en equipo, con el apoyo y retroalimentación de mi jefe y compañeros.

Ahora puedo ver esos primeros trabajos orgullosa de mi camino. Fuera del ruedo, me doy cuenta que percibía las cosas como si fueran más complejas.

Mi demo reel de video en 2015.

Hace un par de años, me preguntaron cuál es el proyecto del que me siento más orgullosa. Nunca lo había reflexionado, pero llegó casi de inmediato a mi mente: el video que celebra la vida de mi madrina. Fortaleció mi conexión con miembros de mi familia que veo poco por cuestiones geográficas, me permitió explorar soluciones creativas con mi mamá y una tía que quería mucho (unos meses antes de que falleciera) e hizo sonreír a mucha gente. Me cuentan que mis sobrinos que lo protagonizan vieron a diario “su película” por varios meses.

Aquí pondría el video, pero es muy personal.
En su lugar incluyo un Videotutorial que hice para VideoLab Tec.

Ahora, valoro el arte por cómo nos conecta: con el pasado, otras culturas, otras mentes. Igual que Internet, es una herramienta que se utiliza para bien y para mal, de formas maravillosas y aberrantes.


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